LAS PERSONAS NO SON IRREGULARES, LO IRREGULAR ES EL SISTEMA

¿Por qué muchas de las personas que migran no pueden hacerlo de manera segura y regular?

Solo dos de cada diez personas que se ven forzadas a migrar pueden hacerlo con las autorizaciones necesarias. Las vías de entrada son muy limitadas y restrictivas y, sin embargo, se repite constantemente que la migración debe ser ordenada, segura y regular.

La legislación de extranjería establece que las personas que quieran vivir y trabajar en el Estado español requieren de unas autorizaciones que deben conseguir en su país de origen. Estas autorizaciones están vinculadas a la obtención de un visado que restringe y delimita qué personas pueden llegar, para qué y por cuánto tiempo.

Sin embargo, los visados desde país de origen son limitados e ineficaces, incluso para cubrir la demanda laboral. Tanto los requisitos y procedimientos para conseguir las autorizaciones, como obstáculos diversos en los países de origen hacen que muchas personas se vean forzadas a migrar sin ellas, de forma que la mayoría debe regularizar su situación administrativa estando ya en territorio español.

La falta de vías legales y seguras tiene dos consecuencias devastadoras: la primera es que muchas personas se ven obligadas a poner en riesgo su vida y su integridad tratando de llegar a Europa, la segunda es la exclusión social a la que están abocadas, teniendo que esperar más de dos años para regularizar su situación, trabajando en la economía sumergida, con un alto riesgo de abusos y explotación y sin reconocimiento de derechos.

La situación administrativa se convierte así en el principal factor de discriminación, ya que además la propia normativa genera un círculo de irregulatidad difícil de romper: no se puede tener un contrato de trabajo sin autorización de trabajo y residencia; no se puede demostrar el tiempo de estancia para tramitar las autorizaciones sin el empadronamiento, pero es difícil tramitar el empadronamiento si no se tiene una vivienda y no se puede alquilar una vivienda sin un contrato de trabajo.

Este 18 de diciembre, reiteramos que las personas no son irregulares, lo irregular es el sistema. Las políticas migratorias deben garantizar la vida y los derechos de las personas que migran, y este debe ser el eje central de las disposiciones europeas en este ámbito. Exigimos, una vez más, vías legales y seguras para impedir miles de muertes evitables, el reconocimiento de derechos de todas las personas independientemente de su situación administrativa, y la regularización de las personas migrantes para evitar su exclusión.

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